La culpa es de Luis Castellanos. El presidente Matteo Renzi fue a la Argentina. En la universidad de Buenos Aires, Renzi tuvo su discurso en el que afirmó categoricamente que las universidades forjan la identidad del país. Y yo que pensaba que la universidad era el lugar privilegiado para relativizarlas, para entender sus trampas, para soñar alternativas a lo de uno. Se dejó llevar por la emoción; un micrófono seduce, amplifica lo trivial, lo susurrado se vuelve proclama. Hubiera podido ser la universidad el espacio para desestructurar el concepto de amistad no para lanzar nuevos equívocos. Se hubiera podido tomar la frase de (posible) cuño aristotélico hô phíloi, oudeís philos (amigos no hay amigo, o bien, aquel que tiene [muchos] amigos no tiene amigos) y así entrar en la arqueología de la sentencia pasando por Montaigne, Nietzsche, Agamben y Derrida… En cambio el presidente optó por la calle de los equívocos.
Lo puedo ver. Algún apresurado y superficial colaborador tomó su smartphone, que de smart no tiene mucho, buscó algún cierre emotivo para el discurso con el concepto de amistad y zas ! encontró la cosa: unos versos (versos?) de Jorge Luis Borges sobre la amistad: “No puedo darte soluciones para todos los problemas de la vida…” comienza el presunto poema del presunto autor. Como diría el implacable Arturo Jauretche, la Argentina pareciera estar constituida por tres fenotipos: tilingos, guarangos y los que aplauden el debate televisivo donde intervienen tilingos y guarangos. “Si el guarango es un consentido, satisfecho de sí mismo y exultante de esa satisfacción, el tilingo es un acomplejado. El guarango es la cantidad sin calidad. El tilingo es la calidad sin el ser. La pura forma que no pudo ser forma. El guarango pisa fuerte porque tiene donde pisar. El tilingo ni siquiera pisa: pasa, se desliza”.
Cada quien sabrá colocar los personajes de este sainete en sus debidas categorías. Los argentinos esta vez no fueron guarangos, quizá un poco tilingos. La página de la universidad de Buenos Aires donde se cuenta la visita del presidente Renzi no le echó en cara el guarango error cometido por el ingenuo Matteo atribuyendo unos versos de mediocre calidad al maestro Borges. En Italia, el periodico “Il Giornale”, que suele ser guarango, no perdió la oportunidad para reprochar el error al enemigo político Renzi, recordar que en realidad los versos en cuestión no eran del premio nobel de la literatura Jorge Luis Borges, quien a decir verdad, no recibió jamás el premio nobel.
La culpa es de Luis Castellanos: profesor universitario (¿tendrá razón Bernard Stiegler quien piensa que la universidad puede ser un centro de elaboración de la estupidez ?) quien en octubre de 2000 “posteó”, como el mismo profesor dice, un articulillo donde aparecen los mentados versos atribuidos a Borges. Desde entonces la noticia ha rodado prácticamente sin tropiezos. No es la única, también al Quijote se le atribuye la frase: “Ladran Sancho, señal es que cabalgamos” la cual no existe en la obra cervantina.
Sirva este relato para entender de que manera dramática estamos perdiendo nuestros saberes: nuestro saber vivir, nuestro saber hacer y nuestro saber pensar. Quizá lo que se puede rescatar entre tanta náusea es la frase anónima: “No puedo darte soluciones para todos los problemas”, podría estar puesta en la entrada del oráculo de Google así como en otro tiempo campeaba en el oráculo de Delfos gnōthi seautón, junto a aquella otra máxima equivalente y no menos importante: epimeleia eautou.